Desempolvando

Arranco el 2014 firmemente decidido a romper mi vergonzoso promedio de un artículo por año….

Cuando escribí el último estaba a punto de subir al escenario mayor del festival de Cosquín por primera vez como solista. Y quedó flotando un compromiso tácito de contar que me pasaba. Nunca lo cumplí.

Ya pasó un año de eso. Y muchas cosas. De ese episodio surgió mi necesidad de grabar un disco, que ya está grabado y editado en Argentina y México. Volví a Cosquín en plan de tocar el disco en cuanta peña me permitiera hacerlo (y fueron muchas). Disfruté de un Cosquin controversial, probablemente el más polémico de los últimos tiempos. Este será uno de los temas con los que desempolvaré el espacio.

Yo por Río, alumna de Decroly Comunidad Educativa

Se han juntado algunas historias para contar. Ya vuelvo

Cosquín y yo

Pisé por primera vez el escenario Atahualpa Yupanqui en enero de 1990 con Cuti y Roberto Carabajal. Portaba en ese entonces 23 años, un saxo tenor, una flauta traversa, muchos nervios y una soberbia importante. De ese “chou” adrenalínico salió el premio consagración compartido con el maravilloso grupo «Santiagueños» (Peteco, Jacinto y Juan). Me animo a decir «nos dieron» porque aunque era un premio de Cuti y Roberto, así lo sentimos en ese momento: un logro de todos los que estuvimos ahí arriba.

Desde 1990 hasta el 2009 (que me fui a vivir a México) no pasó un solo año sin que me diera el gusto de estar en ese escenario. En distintas ediciones del controvertido y polémico festival acompañé como multiinstrumentero a CyR Carabajal, Chango Spasiuk, Los Nocheros, Peteco Carabajal, Amboé, Los Díaz Pasan Volando, La Chacarerata Santiagueña, César Isella y una larga ristra de artistas queridos. Por aquellos tiempos el Negro Bergesio sacó una foto mía en su revista «Entre todos folklore» con la leyenda «el que toca con todos».
El 20 de diciembre del 2000 toqué con Los Nocheros en la inauguración del nuevo escenario.
En el 2003, Peteco presentó «El Baile» y ahí estuvimos invitados con un proyecto compartido con mi querido Cuchu Pillado y más amigos durante muuuuuuuchos años: La Catanga Eléctrica.
En el 2007 (creo) estuve con «La Ira de Atahualpa» el dúo que tuve con uno de los hermanos que me ha dado este oficio, el tucumano Humberto «Yuca» Córdoba.
Muchas historias tengo con y en Cosquín.
Ahora por primera vez estaré solito mi alma. Bueno, ni tanto, ya que me van a acompañar laderos de la vida.

Parafraseando a Violeta y a Atahualpa juntos puedo decir que «gracias a la vida que me ha dado tanto yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar» y por eso me costó elegir con quien compartir este momento. Si fuera por mi llenaría el escenario de amigos como una gran fiesta.

Tengo una idea bastante clara de lo que es Cosquín. Sé que tanto me pueden tocar 5 minutos en medio de dos gigantes en el horario de tv, como 15 min a las 5 de la mañana y tocar para un montón de adorables borrachos. Sé también (porque me ha pasado) que podés arrancar con todas las ganas y en el fragor de la batalla algún instrumento no suena, porque así son los festivales (no solo Cosquín sinon todos los festivales del mundo).
Sé que por suerte, no hay fórmulas de éxito.
En estos días he hablado con muchos amigos felices por la noticia y que generosamente han dado su opinión de lo que debo hacer. Debo agradecerle especialmente a la amiga/prima Laura Ros que me amenazó de algo parecido a la muerte si no tocaba temas míos.
Creo que el secreto para disfrutar de Cosquín es aprovechar ese ratito que estás arriba del escenario y tocar lo que te dé la gana sin ningún tipo de especulación y sin tener más expectativa que vivir ese instante plenamente.

Vamu’a ver…….

Comienzo el día

Mis días regularmente en DF comienzan así: a las 5:15 me desprendo dificultosamente del abrazo de la cama, hago un licuado de frutas para los tres, preparo el desayuno para Tomás, discuto un poco con él para que se apure y a las 6 cuando se va para la escuela, intento (no siempre lo logro) quedarme levantado. Me encanta sentir como se va despertando la ciudad, ver el cambio de colores del cielo y como van mutando mis montañas. Todo sería distinto si el DF no estuviera rodeado de montañas.
La mañana es generosa, te da el tiempo suficiente para disfrutarla mientras haces otras cosas. Cuando aquí recién se sugiere la luz, en mis otros mundos queridos ya hace un rato que están activos así que le doy una mirada rápida a los diarios de Argentina, México y España.
Hoy, al terminar con ese ritual me vino a la memoria una canción que escuchaba cuando era chico: Comienzo el día, de Noel Nicola. No era su versión la que teníamos en casa sino la que grabó Viglietti en el disco «Trópicos».

Pasaré por alto contarles las noticias de hoy que me condicionaron el ánimo hasta encontrar esa canción en algún lugar de mi memoria. Lean carajo.
Pero voy a compartirles la canción. Buscándola encontré esta versión que no conocía, la del mismísimo Noel Nicola. Un detalle simpático para músicos de mi tribu de entonces, me dio mucha gracia el sonido de su Ovation como si estuviera abajo del agua ¿como podía gustarnos tanto cuando apareció? por suerte se nos pasó…

Abajo les copio la letra también. Y me voy. Ya me enteré de como va el mundo y ahora me toca comenzar el día, mi día. Afuera me están llamando.

COMIENZO EL DIA– Noel Nicola

Es tan temprano y tú ya me despiertas,
no me dejas dormir, algo sucede.
A ojos cerrados busco la ventana
para mirarte a ti mientras los abro.

Te digo que estás bella como nunca,
así, sin arreglarte aún el pelo.
Rodamos en un beso cama abajo
y siento que estás viva de milagro.

Comienzo el día, así como si nada,
apretado a tus pechos, pidiéndote café y amor.
Comienzo el día, aún alucinado,
los ruidos suenan lejos a esta hora turbia.

Afuera la gente hace lo suyo por vivir,
afuera la gente quiere averiguar,
afuera la gente habla del amor,
afuera me están llamando.

Comienzo el día, y antes de que me hables
ya te hecho mil promesas que no logro cumplir.
Comienzo el día y al mirar hacia fuera
me entra como un mareo y tengo que sentarme.

Afuera la vida apenas comenzó,
afuera todo tiene que cambiar,
afuera los lobos son lobos aún,
afuera hay que salir armado.

Quiero darle mi día a los que sueñan,
a los que hacen el pan de madrugada,
a los que ponen piedras sobre piedras,
a los que te mantienen tan despierta.

Comienzo el día, aseguro las llaves,
registro mis bolsillos en busca de monedas.
Comienzo el día y aún detrás de la puerta,
te pido un beso fuerte para salir al sol.

Afuera comentan la televisión,
afuera el sindicato discute una ley,
afuera la patria está por reventar,
afuera me están llamando,
y voy.

VETE DE MI, los hermanos Expósito, Bola de Nieve y como siempre, el Popocatepetl

VETE DE MI
Por fin llueve en el DF, ya hace unos cuantos días. Pero como corresponde a los extremos a los que nos viene acostumbrando nuestro planeta, luego de un período de sequía más prolongado de lo habitual, ahora llueve sin parar. Sigo sin poder disfrutar de la vista del Popocatepetl pero esta vez no es la contaminación la que lo impide sino unas nubes cerradas que hacen que esto se asemeje más a la vista del invierno porteño que a la del verano chilango. Cuando llegué al DF amé la puntualidad que la lluvia tiene durante su temporada cayendo inevitablemente todas las tardes, deteniéndose a la noche y dejando paso a ese amanecer espacioso que vengo añorando desde la última vez que escribí por acá.

Después de conversar con mi hermano Mariano que me contó que ya tiene en su poder el ejemplar tan esperado del nuevo disco de Giraudo para mandarme, me senté a mirar las nubes con guitarra en mano y comencé a cantar Vete de mi. ¡Que canción carajo! De todas las versiones que andan por ahí, probablemente la que más fresca esté en la memoria de todos sea la de Cigala y Bebo Valdés. Para otros la de Caetano Veloso, con orquestación del magnífico Jaques Morelenbaum.
Pero como sucede con las canciones que al ser grabadas por artistas internacionales trascienden a sus creadores y a su tiempo, no todos saben que los autores de esta bellísima obra fueron los hermanos Virgilio y Homero Expósito. Los mismos de Naranjo en flor, entre muchas otras.
Nacieron en Zárate, ciudad industrial y costera de la provincia de Buenos Aires. Hijos de padres anarquistas y evidentemente amantes de los clásicos. ¿Quien se atreve a jurar que las palabras y los nombres no condicionan? ¿Qué otra cosa podrían haber sido estos hermanos que lo que fueron?
Homero, el poeta que le suplica “vete de mi” a aquella “que llena todo de alegría y juventud” aunque antes de despedirse le advierte que “seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer cuando me llegues a olvidar”; es el mismo que en Naranjo en Flor nos describe a esta u otra musa inspiradora contando que “era más blanda que el agua, que el agua blanda” , y con sabiduría de barrio nos enrostra categóricamente más adelante que “primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamientos”, para terminar confesando que de nada le sirve el después ya que “toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado”.
Virgilio, tremendo pianista y compositor. No conocí personalmente a Homero, pero en la inconciencia de mi tempranísimo recorrido de estudiante tuve a Virgilio de profesor de piano complementario en la Escuela de música popular de Avellaneda. Digo inconciencia porque hasta algunos años después no tuve la noción real de lo que significaba estar una hora por semana sentado solo con esa leyenda viviente que saliendose de los límites de la materia, dedicaba 10 o 15 rápidos minutos a los ejercicios del Hanon para luego comenzar a transmitirnos verbalmente su manera de vivir y hacer la música. «Cuando un tipo hace una canción en serio, está diciéndoles a todos dónde está la verdad y gana por ese simple detalle de la comparación, nada más».
En sus anécdotas repletas de personajes a veces dejaba notar su vanidad pero era claramente generoso con su sabiduría y aunque al principio la sensación entre todos los condiscípulos era de desconcierto por el poco tiempo dedicado a la técnica del instrumento, rápidamente nos dimos cuenta de que en lo otro estaba el verdadero valor de esas clases y todos intentábamos pasar rápidamente la parte técnica para aprovechar la riqueza de las charlas con este maestro que sabía complementarlas adornando en el momento justo con ejemplos musicales referentes a lo que nos contaba.
Como reprocharle la vanidad sincera a quien declaraba en un reportaje que le hicieron en 1976: «Cuando uno tiene hechas más de dos mil canciones, cuando enseña y tiene discípulos, cuando se levanta cada día con un proyecto de vida nuevo, como ahora que acabo de formar un trío y canto, y venís vos y me preguntás cuantos años tengo, debo contestarte que no soy inmortal, pero soy un artista, y ellos no cumplen años sino obras».

Años después me lo seguí cruzando en la noche de Buenos Aires, en distintos espectáculos. Siempre nos saludamos afectuosamente, yo cada vez admirándolo más a medida que iba cayendo en la cuenta de todo lo que el tipo había hecho y siguió haciendo hasta sus últimos días.

Vuelvo a Vete de mi, para concluir contándoles que la versión que más me estremece y más disfruto es la viejísima que la hizo popular como bolero, interpretada por otra leyenda: Bola de Nieve.
Y aquí les dejo un link para que la escuchen. Si les gusta, aprovechen para seguir recorriendo las otras versiones de la canción o para navegar en la obra de Bola de Nieve. O la obra de los hermanos Expósito. O déjense llevar y terminen donde la red los deje.
Que lo disfruten

Daniel Giraudo, la lluvia, el Popocatepetl y otras cosas

Hace solo un par de días estaba tomando unos mates en mi departamento en el DF mientras intentaba divisar el Popocatepetl. A esta altura del año ya debería estar lloviendo toooooodos los días alrededor de las 5 pm y el aire debería estar lo suficientemente limpio como para disfrutar desde la ventana del comedor el amanecer con la vista de los picos nevados del Popocatepetl y el Ixtaccíhuatl, guerrero y princesa respectivamente que según distintas versiones de la mitología azteca conmovieron de tal manera a los dioses con su amor que fueron convertidos en montañas para eternizar su unión.

Casi sin darme cuenta, mientras seguía sumido en mis pensamientos sobre el Popocatepetl y la fumata que se hechó para acompañar a su hermano chileno Puyehue, agarré la guitarra y empecé a chapucear una muy elemental versión de «La sal de mandinga». Esta canción de Daniel Giraudo me enamoró hace décadas y su poesía describe como pocas el misterio de las Salinas Grandes, inmensidad blanca que compartimos las provincias de Córdoba, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero. Refleja ese misterio y la necesaria asociación con «mandinga», uno de los tantos nombres con los que en Sudamérica conocemos al diablo gracias a la poco feliz idea de los misioneros cristianos de asociar a su demonio favorito -gran aliado para asustar y dominar pueblos- con la tribu africana de los Mandinga.

Daniel Giraudo es definitivamente un imprescindible del rock cordobés. Y de Argentina según mi criterio, pero por algún motivo que nunca analicé seriamente, el rock de Córdoba no se ha proyectado a nivel nacional como el de Rosario. Quizás se debió a esa resistencia de los artistas cordobeses a abandonar el terruño e instalarse en «la gran ubre», postura que manifiesta claramente Horacio Sosa en su canción «Quiero ser pero acá»

Daniel aparece en los 70 como cantante, guitarrista y compositor del grupo Martín Maguceno. En el 75 forman parte de “Rock para mis amigos Vol.2″, un compilado de rock nacional editado por el sello Talent en donde también participaron Pescado Rabioso, Manal, y otros pioneros del rock argento.
Fueron la banda de las míticas «misas rock» que organizaba el cura Mariani en la Cripta, parroquia conmocionada hace unas semanas por la polémica entre los laicos de la comunidad que piden la continuidad de la línea renovadora asociada a la teología de la liberación que impulsó Mariani y continuó su sucesor Acha, enfrentandose a la línea reaccionaria que impone el arzobispo Ñañez. Comentario aparte es la fantochada con colores de inquisición medieval que montó Ñañez el día que asumió el sumiso y complaciente cura Torres.
Uy, me fui un poquito al carajo…..pero bueno, ya saben, son detalles que hacen a la historia. Al menos a mi historia.

Vuelvo a Giraudo.
En los 80 vuelve a la carga con Tamboor acompañado como en M.M por Fernando Pont Vergés. Se suman Hugo Ordanini, Gabriel Braceras y Horacio Ruiz Guiñazú. Mas adelante desfilan por este grupo, que sin perder la fuerza y esencia rockera fué en Córdoba probablemente el más refinado y sutil de su época, otros músicos/personajes de Cba: el Negro Cuevas, Minino Garay, José Halac, Fernando Huergo.
Dos discos quedaron registrados: «La sal de mandinga» y «El vigía».

No es casualidad que haya pasado un buen rato jugando a cantar «La sal de mandinga», cada tanto lo hago y ahora que lo pienso después de tanto insistir ya podría salirme mejor…… pero autocríticas de lado, lo particular de esta vez fué que apenas terminé vi una publicación en facebook de mi hermano Mariano que a la vez reproducía una de Martín Carrizo (dos amantes recopiladores de la música de Córdoba): Está por salir el disco solista de Daniel Giraudo, con grabaciones posteriores a Tamboor. Ocho fueron grabadas en Cba.en 1990 y 2 en Granada (España) 5 años más tarde. Remasterizadas en Bs.As en 2011.
Un disco esperado por todos los que disfrutamos del vuelo de este artista que aportó mucho a la identidad del rock cordobés. Y para los que no tuvieron la oportunidad de conocerlo, aquí se viene una buena excusa para zambullirse……como en «La fiesta de los buzos».
Sale este viernes de regalo con la revista La Central y gracias a la gestión que hizo Germán García -del programa «Rock Che»- desde Guadalajara, parece que no pasará mucho tiempo hasta que lo tenga en mis manos.

Sigo esperando la lluvia que limpie el cielo para ver los volcanes y ahora sumo el disco de Daniel a la espera. ¿Que llegará primero?

Saludototototes!

Del domingo 30 de mayo y de como acabé en la Asamblea General del 15-M en Puerta del Sol:

Me considero un tipo afortunado por muchos motivos. Uno de ellos es que varias veces la vida y mi profesión me han regalado la posibilidad de participar como actor o testigo de momentos que transformaron la sociedad.

Este domingo viví uno de esos momentos, en los que parece estar construyendose (o reconstruyendose) una manera de hacer política.
Habíamos tocado en Valladolid el sábado 29 y recién teníamos nuestro regreso a México el domingo 30 a la noche. Decidimos pasar nuestro día libre en Madrid.

Para ese día el 15-M tenía en su acampada de Puerta del Sol una Asamblea General en la que se decidirían los pasos a seguir en este movimiento generado espontaneamente y que muchos entienden como una continuación de la revolución que comenzó en Túnez en enero de este año acabando con la dictadura de 23 años de Zine El Abidine Ben Alí, y extendiondose luego a Egipto y otros países de Medio Oriente y el norte de África.

La brutal represión policial del viernes 27 en Barcelona que dejó como saldo más de 100 heridos no hizo más que multiplicar la indignación y participación, no solo en España. Para el domingo, mientras estabamos en Puerta del Sol, ya había noticias de que en París se estaban movilizando a la Plaza de la Bastilla (lo que terminó también en represión) y se comentaba conmovidos como en Bruselas el espíritu de fraternidad de los asambleístas se manifestaba claramente en un cartel que rezaba «somos un barrio más de España».

El sábado 28, cada barrio había realizado su asamblea en donde se consensuaron las propuestas que se llevarían a la Asamblea General. Atención a esto: las propuestas no se aprobaron por votación sino por consenso. La diferencia no es menor. La votación impone el deseo de la mayoría -lo que no es poco- mientras que el consenso supone una actividad más prolongada, responsable y difícil: ponerse de acuerdo.

Según los cálculos del 15-M, participaron unas 25 mil personas en las primeras asambleas de barrio que luego enviaron a sus delegados a Puerta del Sol el domingo.

Me encontré de repente asentandome con el grupo de Getafe, el barrio de mis primos, en el medio de la Asamblea. Desde allí pude observar cada detalle de lo que iba sucediendo. Era emocionante ver y oir todo lo que transcurrió en un ámbito armónico, solidario, respetuoso y hasta con toques de buen sentido del humor.

Al lado de los delegados que pasaban a enumerar sus propuestas había dos interpretes para no oyentes que traducían en simultáneo. El apoyo o rechazo a lo que se iba diciendo se manifestaba por un sistema gestual claro e inclusivo.

¿Que se propone? Aquí van algunas de las consignas que se escucharon y leyeron esa tarde en la plaza:

-Un sistema democrático realmente representativo, para lo cual es necesaria una reforma a la Ley electoral.Tengamos en cuenta que en España se vota con lo que en Argentina llamamos «lista sábana», una lista que NO puede separarse. Esto favorece claramente el bipartidismo. Se está pidiendo un sistema en donde uno pueda votar por separado los candidatos a cargos ejecutivos y los cargos a legisladores, lo que le daría una representatividad en las cámaras a los partidos minoritarios.

-Una política económica que no esté al servicio de los intereses financieros de los bancos. Parece mentira que haya que seguir luchando por esto y que los líderes del mundo no estén viendo que ya es imprescindible un cambio en esta manera de hacer política. La crisis del 2008 no parece haber conducido a ninguna reflexión seria.

-Un cambio en la legislación fiscal que aumente la carga impositiva a los que más tienen, así como reformas en la legislación para proteger al ciudadano frente a las condiciones de los préstamos hipotecarios de las entidades financieras.
-Modificación de las políticas migratorias ( se convocó repetidas veces a la participación de los inmigrantes en las asambleas) y un alto a la discriminación.
-Alto a los recortes de los presupuestos públicos de educación.
-Políticas apuntadas a generar trabajo para la gran masa de desocupados que ha generado este sistema perverso.

-La continuidad de la acampada, o como alternativa la permanencia en su lugar de una presencia fisicamente menor que la represente sin tanta exposición y desgaste.
-La continuidad de las asambleas en cada barrio, con grupos de trabajo que sigan desarrollando las propuestas que se fueran aprobando.

etc, etc, etc… porque hubo más, mucho más.

El movimiento que se generó en España, al igual que el de medio oriente, representa en un porcentaje importante a jóvenes y adultos jóvenes con un buen perfil académico, universitario y profesional que se sienten indignados por la falta de expectativas ante la situación del país.
Es una realidad que se refleja en todo el mundo con distintos matices regionales y espero sinceramente que sigan apareciendo focos en distintos países.

Mientras tanto, los líderes políticos reaccionan de distintas formas: unos se mantienen inmóviles y expectantes, como si estuvieran tratando de resolver de que manera calmar los ánimos sin que esto menoscabe el poder de su anquilosado orden, o peor aún muestran su miopía pidiendo el desalojo inmediato como es el caso de la conservadora Esperanza Aguirre del gobierno de Madrid, o el alcalde de Santiago de Compostela que amenazó con que si el campamento no se levanta este martes, lo hará levantar por la policía.

No hay que olvidarse ante estas declaraciones, que España es un país en donde los avances democráticos fueron lentos y parciales luego de la dictadura franquista. Una dictadura que no acabó expulsada por su pueblo sino sencillamente porque murió el dictador. Y por eso el valor de este movimiento es mayor, como mayor es el salto democrático que la sociedad reclama.

«Esto debería pasar en México» comentó la menor de los músicos del grupo, mexicana de Chihuahua y que acaba de cumplir los 23. Bueno, pues las cosas no pasan solas m’hija. A ponerse lo que haga falta y hacerlo. «Yo no soy una líder revolucionaria» me respondió. Error nuestro. No hace falta ser un líder revolucionario ni esperar a que aparezca uno y eso es lo que están demostrandonos desde hace meses en Medio Oriente y ahora en Europa. Una vez más a lo largo de la historia, lo que está funcionando es la reacción y participación popular, el trabajo de equipo y las asambleas representativas. Los líderes aparecen y se forman con el trabajo.

Ahora nos queda la responsabilidad de descubrir como luchar cada uno desde el ámbito que conocemos y al que pertenecemos. Mis felicitaciones a los que ya lo hacen. Mi total admiración para los que nunca dejaron de hacerlo, aquellos que Bertolt Brecht claramente llamó «los imprescindibles».

Aquí voy despidiendome y terminando la primera crónica para mi blog ¿Que tiene que ver esto con la música? Todo amigos, todo. La música me llevó ese día a España y hacía mucho que una música no me emocionaba y motivaba como la de esas voces que me hicieron lagrimear en la plaza más representativa de Madrid.
Saludos y será hasta que algo me ponga de nuevo por aquí a escribir.

Juan Martín Medina