Cosquín y yo

Pisé por primera vez el escenario Atahualpa Yupanqui en enero de 1990 con Cuti y Roberto Carabajal. Portaba en ese entonces 23 años, un saxo tenor, una flauta traversa, muchos nervios y una soberbia importante. De ese “chou” adrenalínico salió el premio consagración compartido con el maravilloso grupo «Santiagueños» (Peteco, Jacinto y Juan). Me animo a decir «nos dieron» porque aunque era un premio de Cuti y Roberto, así lo sentimos en ese momento: un logro de todos los que estuvimos ahí arriba.

Desde 1990 hasta el 2009 (que me fui a vivir a México) no pasó un solo año sin que me diera el gusto de estar en ese escenario. En distintas ediciones del controvertido y polémico festival acompañé como multiinstrumentero a CyR Carabajal, Chango Spasiuk, Los Nocheros, Peteco Carabajal, Amboé, Los Díaz Pasan Volando, La Chacarerata Santiagueña, César Isella y una larga ristra de artistas queridos. Por aquellos tiempos el Negro Bergesio sacó una foto mía en su revista «Entre todos folklore» con la leyenda «el que toca con todos».
El 20 de diciembre del 2000 toqué con Los Nocheros en la inauguración del nuevo escenario.
En el 2003, Peteco presentó «El Baile» y ahí estuvimos invitados con un proyecto compartido con mi querido Cuchu Pillado y más amigos durante muuuuuuuchos años: La Catanga Eléctrica.
En el 2007 (creo) estuve con «La Ira de Atahualpa» el dúo que tuve con uno de los hermanos que me ha dado este oficio, el tucumano Humberto «Yuca» Córdoba.
Muchas historias tengo con y en Cosquín.
Ahora por primera vez estaré solito mi alma. Bueno, ni tanto, ya que me van a acompañar laderos de la vida.

Parafraseando a Violeta y a Atahualpa juntos puedo decir que «gracias a la vida que me ha dado tanto yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar» y por eso me costó elegir con quien compartir este momento. Si fuera por mi llenaría el escenario de amigos como una gran fiesta.

Tengo una idea bastante clara de lo que es Cosquín. Sé que tanto me pueden tocar 5 minutos en medio de dos gigantes en el horario de tv, como 15 min a las 5 de la mañana y tocar para un montón de adorables borrachos. Sé también (porque me ha pasado) que podés arrancar con todas las ganas y en el fragor de la batalla algún instrumento no suena, porque así son los festivales (no solo Cosquín sinon todos los festivales del mundo).
Sé que por suerte, no hay fórmulas de éxito.
En estos días he hablado con muchos amigos felices por la noticia y que generosamente han dado su opinión de lo que debo hacer. Debo agradecerle especialmente a la amiga/prima Laura Ros que me amenazó de algo parecido a la muerte si no tocaba temas míos.
Creo que el secreto para disfrutar de Cosquín es aprovechar ese ratito que estás arriba del escenario y tocar lo que te dé la gana sin ningún tipo de especulación y sin tener más expectativa que vivir ese instante plenamente.

Vamu’a ver…….